lunes. 08.07.2024
Las familias jóvenes y encabezadas por mujeres son especialmente vulnerables. jesús F. SALVADORES
Las familias jóvenes y encabezadas por mujeres son especialmente vulnerables. jesús F. SALVADORES

No tener trabajo condena a la pobreza. Pero no cualquier empleo protege de la pobreza. La polarización del mercado de trabajo, y con ella de las diferencias entre las familias con más posibilidades laborales y aquellas más vulnerables, se ha agudizado desde la Gran Recesión. Y el acelerón en la digitalización de la sociedad y las empresas con la pandemia no ha hecho sino dejar cada vez más atrás al colectivo de familias con menor cualificación, enredadas en un deterioro progresivo de su economía y sus posibilidades de subirse al carro de empleos suficientemente remunerados. Más de 7.000 familias leonesas en época de bonanza, que han llegado a duplicarse hasta rozar las 14.000 cuando el covid paralizó buena parte de la economía, viven el drama de no conseguir que ni siquiera uno de sus miembros activos encuentre un trabajo. Eso en un entorno en el que los expertos advierten de que ya sólo el doble ingreso familiar protege a la mayoría de hundirse en las estadísticas de la pobreza monetaria.

Una situación que tiene tres matices importantes: es difícil salir del círculo del desempleo o la precariedad cuando se pierde el paso de los nuevos trabajos bien remunerados; la vulnerabilidad se ceba en los hogares más jóvenes, sobre todo con menores a cargo; y la precarización del empleo femenino arrastra a los hogares liderados por mujeres. 

El resultado en León es una bolsa estructural que en los últimos cinco años se sitúa en una media aproximada de 9.000 hogares en los que hay potenciales trabajadores, pero todos están parados. Según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) 2023 cerró con 6.900 familias en esta situación en la provincia, lo que supone una mejora de 2.600 hogares sobre los 9.500 que comenzaron el año en esta situación. La pérdida de población activa seguramente no es ajena a esta evolución, que en todo caso evidentemente varía según los ciclos económicos. 

Jóvenes y mujeres
Son los hogares más vulnerables a la hora de sufrir pobreza a pesar de tener un empleo

A comienzos de 2018, ya en pleno ciclo expansivo, eran 12.300 los hogares leoneses con todos sus trabajadores en paro. El pico se alcanzó evidentemente en el segundo trimestre de 2020, cuando el covid paralizó la actividad. Elevó a 13.800 familias aquellas en las que ningún trabajador consiguió un empleo. La cifra se ha ido rebajando, aunque varía fuertemente con la estacionalidad de los trabajos. La media anual ronda las 9.000 familias en esta situación de difícil salida. 

Una actividad a la baja

Todo esto en un entorno en el que el número de activos (quienes trabajan o buscan trabajo) está a la baja, a la cola del país. De hecho, según el último dato de la EPA, el número de hogares en el conjunto del país se despereza con las buenas perspectivas económicas. Teóricas, ya que los datos muestran en León una pérdida de trabajadores de 10.200 sólo en el último año, y un aumento de la cifra de parados en 4.500.

La encuesta pone en evidencia otro dato preocupante sobre el empleo en las familias de León. En el otoño de 2022 eran 120.300 los hogares que tenían a todos sus potenciales trabajadores empleados. El pico de los últimos años. Esa cifra se ha reducido ahora en 16.400 hogares, a pesar de que el número de familias se ha mantenido bastante estable. 

Puede concluirse que el optimismo de los datos de actividad y empleo con que se cierra el año a nivel nacional deja lagunas importantes que analizar en la provincia. 

Sobre todo, deja para el análisis el desempleo estructural y la baja calidad de muchos de los contratos que se realizan. Que condicionan la calidad de vida de muchos trabajadores, pero que es obvio que condenan al subsidio y la pobreza a miles de familias, que tienen escasa capacidad para escapar de su drama.

Casi 7.000 familias de León tienen a todos sus miembros en el paro en un mercado...