lunes. 08.07.2024

La absurda carrera de los tres Panero, los hijos de Leopoldo y Felicidad Blanc, acabó mal. Iba mal. Rebasaron con creces su condición de personajes y en su descargo tan sólo podría decirse que representaban y se parecían a ciertos compañeros de generación en donde la apertura de ideas se convirtió en una erudición insoportable, una pose, como los más hippies y los mas clasistas, valga la contradicción. Todo esto, lo social y el comportamiento, eclipsó su obra o el valor de su obra. Y no pasó lo mismo con la de su padre de puro milagro. Es decir, que a estos galgos les venía de casta. Pero lo que sí va siendo cierta es la potencia literaria de tres de los cuatro. Michi, eliminado. De todos sólo quedan las cenizas, pero en el caso del más pequeño hasta en lo literario son cenizas.

Lo que sí que quedan son las fechas. Este 2024 se cumplen 10 años de la muerte de Leopoldo María Panero. Y 20 de la de Michi. Igual que el pasado 2023 se cumplieron diez de la muerte de Juan Luis.

José Enrique Martínez, catedrático de Literatura, crítico de Diario de León, y experto en poesía, la única especialidad en la que destacaron Leopoldo padre y dos de sus hijos, Juan Luis y Leopoldo María, puesto que Michi tan sólo destacó relativamente como columnista, sí que reivindica esa parte poética de los Panero como destacados en los individual y en los grupos generacionales.

A brote de pasión

«Desde mi punto de vista la poesía tiene cierta vigencia siempre. En el caso de los Panero representa al menos dos tendencias de la poesía que todavía hoy mismo siguen en vigencia», avanza el gran conocedor y divulgador de la poesía en León. En este mismo sentido, afirma que estas tendencias se siguen cultivando, apreciando y estudiando: «Tanto lo que es el padre, Leopoldo Panero, como quien es el que está más próximo poéticamente como es el caso de Juan Luis Panero, que representan una poesía meditativa, melódica, medida, reflexiva; como en el caso de Leopoldo, que para algunos probablemente representa la poesía de mayor vigencia, que es una poesía más a brote de pasión, a brote de intuición y donde se aprovechan rasgos del irracionalismo y surrealismo y determinados elementos que dan pauta a la poesía de Leopoldo María», remarca.

Así, Martínez pone el acento en el valor poético de los mencionados y por tanto la necesidad de reivindicarlos. En ese sentido, el crítico de este periódico también quiere dejar clara la importancia de la labor que desde Astorga se está haciendo: «El trabajo que se hace en favor de estos tres autores es importante. No, en el caso de Michi, puesto que nada queda de él, salvo sus cenizas», matiza. «Ponerlos en valor, tenerlos presentes, el trabajo de Javier Huerta que ha publicado las poesías completas de Leopoldo Panero, o el trabajo de Tua Blesa sobre Leopoldo María» son demostraciones de su importancia para José Enrique Martínez.

Javier Huerta

Así, si alguien debiera encabezar el rescate riguroso de lo que fueron los Panero ese es el caso de Javier Huerta Calvo, también catedrático de Literatura, que no sólo pone en valor a los Panero sino que impulsa Astorga como gran referente cultural de una historia familiar tormentosa que con el tiempo y su distancia casi resulta más banal y caprichosa como posibilidad, y toda una pérdida de oportunidad de desarrollo cultural con toda seguridad.

Este mes de julio, de hecho, con motivo del décimo aniversario de la muerte de Leopoldo María Panero (1948-2014), la Asociación de Amigos de la Casa Panero ha convocado un congreso sobre marginalidad y malditismo en la cultura hispánica dirigido por el propio Huerta.

La obra de Leopoldo María y Michi Panero, a revisión en los aniversarios de su muerte
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